POR SEGURIDAD SE PROHIBE IR... CON CINTURON?
Al subirse al coche, un gesto tan automático como introducir la llave en el contacto o encender la radio es el hecho de ponerse el cinturón de seguridad. El uso de este dispositivo es obligatorio en prácticamente cualquier rincón del mundo pero, sorprendentemente, todavía quedan sitios donde su uso no solo es obligatorio sino que... está prohibido!!!
Y no, no se trata de una república bananera despreocupada por la seguridad vial, sino más bien al contrario.
La prohibición de utilizar el cinturón de seguridad está establecida para salvaguardar la seguridad de los usuarios de la vía, ya que esta norma se aplica en una carretera helada que conecta la isla de Hiiumaa con el resto de Estonia.
Se trata de una carretera que discurre sobre el mar helado y que conecta la parte continental del país con una de sus islas más grandes. Durante el resto del año se puede acudir en avión o en ferry, pero, al helarse el mar en invierno, surge esta ruta alternativa.
La prohibición de usar el cinturón de seguridad se deriva de sus particulares características y es que, en caso de que ocurra un accidente o de que un coche se encuentre con una grieta o una zona particularmente debilitada, es posible que el coche caiga al mar.
En este caso, es fundamental facilitar una salida inmediata del vehículo y, precisamente, en este tipo de escapes es donde llevar el cinturón de seguridad puesto (y el tiempo que podemos tardar en quitarlo) puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
Pero la prohibición de circular con el cinturón de seguridad puesto no es la única norma peculiar que rige en esta carretera en particular. Está prohibido circular después de la puesta de sol, ya que en una carretera llana y sin ningún hito que facilite la orientación, resultaría extremadamente fácil salirse de la zona segura de la carretera y terminar vagando por el mar helado.
Tampoco se puede circular entre 25 y 40 km/h, ya que a esas velocidades los neumáticos transmiten unas vibraciones al hielo que pueden provocar grietas y comprometer la integridad de la infraestructura viaria.
Por eso la velocidad recomendada es de 70 km/h, aunque a los profanos de la circulación por carreteras heladas esa recomendación nos pueda parecer excesiva.
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