Una avería en el cuarto de baño nunca es un asunto agradable. Pero cuando esta avería sucede a millones de kilómetros de distancia de la Tierra, sin posibilidad alguna de llamar a un fontanero, el problema es mucho más grave.
Esto es lo que les ha sucedido a los astronautas del 'Atlantis'. A lo largo de esta semana, los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) se han encargado de descargar y organizar la carga de abastecimiento que trajo el último transbordador.
De repente, notaron que uno de los baños desprendía un olor fétido. Tras investigar la causa de este repelente aroma, descubrieron que unas pequeñas burbujas de aire habían atascado las cañerías cuyo coste supera los 90 millones de dólares. Afortunadamente para ellos, la estación dispone de dos cuartos de baño: uno en el módulo ruso 'Zvezda' y otro en la parte americana.
Paseo y reparación
Ron Garan, el mismo que recientemente tuvo el honor de realizar el último paseo espacial de la era de los 'shuttle' vió la 'cruz' de la moneda tras salir elegido para reparar el cuarto de baño de la estación.Tras su caminata espacial de más de seis horas y media, Garan sustituyó las botas por una caja de herramientas y se puso manos a la obra. Tal y como afirmó su compañero de paseo Mike Fossum, ahí está la magia: "Un día estás caminando en el espacio haciéndo las cosas más exorbitantes y otro día estás reparando baños y desempaquetando cajas".
Nadie se acercó al baño el miércoles puesto que los astronautas estaban completando el paseo espacial. La tripulación aseguró que el olor estaba desapareciéndo por sí solo, no obstante, decidieron aprovechar para remplazar piezas antiguas o averiadas por otras nuevas. Teniendo en cuenta que son los anfitriones puesto que se han encargado de recibir a la tripulación del 'Atlantis', puede decirse que es un gesto agradable pero también necesario.
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